Esta es una de esas preguntas que puede ayudarle no solo a usted, sino a muchos personas que no se han planteado nunca esta importantísima cuestión. Para empezar conviene diferenciar entre sentirse deprimido (depre o un poco triste) y tener realmente una depresión clínica que interfiere en la vida normal de la persona.
La depresión cursa con síntomas que hacen bajar nuestro estado de alerta habitual como la pérdida de interés, agotamiento, a veces ansiedad, dificultad para tomar deciciones, falta de atención y de reflejos, problemas para dormir… Cualquiera de estos síntomas constituyen por sí mismos un riesgo al volante tanto para uno mismo, como para el resto de ocupantes del vehículo y para otros conductores y peatones. Por eso plantearse esta pregunta es una cuestión de responsabilidad.
Si es su caso, y no ha consultado a un especialista, hágalo. Sabrá aconsejarle y ayudarle a tratar la enfermedad. Evite conducir si no duerme bien, está especialmente cansado o irritado o nota que le cuesta concentrarse. Prevenir en este caso es no lamentar.
Si está usted tomando algún medicamento para tratar una depresión que le han diagnosticado, debe saber que pueden disminuir sus reflejos y su capacidad de reacción, incluso producir somnolencia y vértigos. Será usted mismo el que tenga que valorar el efecto que el medicamento le provoca, evitando conducir hasta que conozca su reacción al tratamiento, así como evitar coger el coche en periodos críticos –recaídas o cambios de dosis del medicamento– hasta que recupere su estado anímico habitual.
Planifique sus desplazamiento evitando conducir con poca luz, los trayectos poco conocidos o especialmente complicados y, siempre que pueda, procure ir acompañado en el coche. Plantéese la alternativa del transporte público por su segurida y, sobre todo, por la seguridad de los demás.
Y como ya hemos aconsejado en otras ocasiones, informe a su médico de sus hábitos al volante: si toma el vehículo para uso particular o profesional, de forma habitual o esporádimante… El especialista podrá establecerle las pautas de conducción más seguras, incluso, prescribirle medicamentos con menos efectos secundarios, siempre que sea posible en función de su situación.
Y una vez más, no beba. A parte de que el alcohol potenciará los efectos adversos del medicamento antidepresivo, agudizará además los síntomas de la propia enfermedad.
En cifras:
- Según la Organización Mundial de la Salud, en torno a 400 millones de personas sufren en el mundo enfermedades mentales. En España, más de 6 millones de personas padecen depresión. Muchas de ellas conducen.
- Según un estudios de INTRAS, el 77% de los conductores españoles circula bajo estados de estrés; el 22%, bajo estados de depresión; y el 11% bajo ansiedad.
- Lamentablemente solo un 25% de las personas que padecen depresión acuden a un especialista para someterse a tratamiento.
- El 5% de los accidentes graves están directamente relacionados con la ingesta de medicamentos.
- Por cada fallecimiento en la carretera, se producen 14 ingresos hospitalarios.