El adecuado mantenimiento del vehículo es determinante para evitar averías y, lo que sería aún más grave, sufrir un siniestro. Comprueba el estado del coche antes de ponerte en la carretera.
Pese a que las revisiones del coche deben ser periódicas, cuando vayamos a hacer un viaje largo hay que extremar la precaución, lo que implica un chequeo exhaustivo del vehículo. Es esencial verificar que esté en condiciones óptimas y el mejor modo de hacerlo es llevándolo a un taller, donde los especialistas lo revisarán a conciencia. Los principales elementos que se deben verificar son:
Niveles de líquido de frenos, aceite, limpiaparabrisas, dirección y anticongelante
El aceite del motor tiene un papel fundamental en el correcto funcionamiento de nuestro vehículo dado que lubrica todas las piezas móviles de éste evitando su desgaste. Por eso es tan importante revisar su nivel y respetar estrictamente los intervalos de cambio. Pero no solo de aceite vive el coche. Un nivel del líquido de frenos por debajo del mínimo puede ser debido a una pérdida o a un desgaste del sistema de frenado, por lo que visitar el taller es la mejor opción. Pero hay otros líquidos importantes: el de dirección, el refrigerante… que también hay que cuidar su mantenimiento.
Alumbrado en correcto funcionamiento y altura de los faros
Mantener el sistema de iluminación en buen estado es básico para que, por la noche o en circunstancias climatológicas adversas, podamos ver y, lo que es más importante, ser vistos. Los faros delanteros llevan un sistema de anclaje que ajusta el punto de alumbrado en función de la situación. Revisa su regulación en función del volumen de equipaje que vayas a llevar en el coche. Por otro lado, recuerda que es obligatorio llevar en el coche un juego de luces de repuesto.
Carga de batería y estado de sus bombas
Un mal funcionamiento del circuito de arranque puede ocasionar que el motor no se ponga en marcha. Y el elemento imprescindible para que todo funcione bien es la batería. Por falta de mantenimiento, ésta puede fallar en el momento más inoportuno, arruinándonos las deseadas vacaciones. Así que, además de mantener los bornes siempre limpios y controlar el nivel de líquido, antes de salir de viaje conviene hacer un chequeo correcto del estado y funcionamiento del sistema eléctrico del vehículo.
Estado de los frenos
Además de posibles vibraciones del volante y los molestos ruidos que pueden ocasionarse, un fallo de los frenos puede ser fatal. Las reparaciones y el mantenimiento del sistema de frenado deben ser realizados ¡siempre! por personal cualificado y con el equipamiento necesario para asegurar una reparación perfecta.
Estado de la dirección “sin holguras”
La función principal del sistema de dirección es dirigir el coche con suavidad y precisión en la trayectoria deseada y en cualquier circunstancia. Está compuesto de numerosas piezas –neumáticos, transmisión, rodamientos de rueda, guadapolvos y rótulas– y es tremendamente importante su mantenimiento. Las holguras o agarrotamiento de las rótulas producen un desgaste anormal de los neumáticos, mal guiado del vehículo, reducción de la frenada por inadecuada pisada de los neumáticos y golpeteos. Al llevar el coche al taller, pide que te revisen todo el sistema.
Estado de las bujías, cables y filtros
Los vehículos de gasolina llevan bujías de encendido (generan una chispa que provoca la combustión de la mezcla aire/gasolina), mientras que los vehículos diesel utilizan calentadores que facilitan el arranque. Si estos elementos están en mal estado tendremos gran dificultad para arrancar y el coche nos dará tirones con el motor frío.
Filtro de aceite, filtro de combustible, filtro de aire, filtro de habitáculo… Sus funciones varían desde proteger el motor y disminuir el consumo de combustible, a prevenir los malos olores. Pero es complicado verificar el estado de estos filtros por lo incómodo de su acceso en los coches modernos (sobre todo los filtros de habitáculo). Por eso, y debido a la importancia que tienen los filtros, es imprescindible ser muy estricto respetando el periodo de sustitución establecido por el fabricante.
Estado de los neumáticos, desgaste y presión
Unos neumáticos en mal estado o defectuosos, pueden acarrear numerosos problemas: posibilidad de patinaje en lluvia y pérdida de control de la dirección; disminución de la estabilidad en curva; espacio de frenada más largo; aumento de la probabilidad de tener un pinchazo, o peor, un reventón… Es muy importante que revises el estado del dibujo de tus ruedas, recordando que circular con una banda de rodamiento inferior a 1,6 mm es un peligro, además de una infracción sancionable. También es fundamental comprobar la presión de los neumáticos, siempre en frío y teniendo en cuenta el volumen de equipaje que se va a transportar.
Estado de las escobillas del limpiaparabrisas
Factores como el sol, el calor, el polvo o el hielo desgastan el caucho del que está hecha la parte limpiadora de las escobillas. Si al poner en marcha el limpiaparabrisas, la superficie del cristal no queda totalmente limpia, las escobillas no se deslizan suavemente y van dando saltitos o se escuchan ruidos, hay que cambiar la escobillas.
Finalmente, y una vez realizada la revisión y puesto el coche a punto, verifica que tienes todos los recambios imprescindibles, además de la rueda de repuesto a la presión necesaria y las herramientas para su colocación, chaleco reflectante y los dos triángulos de señalización de peligro. Si tu destino es zona de alta montaña, incluye una linterna, rasqueta para el hielo y, en caso de no utilizar neumáticos de invierno, no olvides las cadenas y unos guantes.
Para más información, consulta las guías de consejos de mantenimiento de talleres Feu Vert en www.feuvert.es.