Mairena del Aljarafe (Sevilla) acaba de inaugurar un nuevo parque de Educación Vial y se convierte en la primera localidad andaluza que cuenta con dos parques de estas características. En Mairena, no van “sobraos” de presupuesto, pero por compromiso y ganas de hacer que no quede. El importe total del proyecto: muchas horas de trabajo y unos cuantos botes de pintura.
Por Maite Cañamares
No contará con la homologación de la Dirección General de Tráfico, pero es un señor circuito vial que incluye hasta una turbo-rotonda en la que el conductor –en este caso, un niño– tiene que elegir la salida antes de entrar en la rotonda (ya que una vez dentro, las líneas continuas impiden cambiar de carril). 375 metros de viario, abiertos los 365 días del año, a disposición de los centros escolares de la zona para sus programaciones de Educación Vial, pero también para uso familiar pues a fin de cuentas está diseñado en un parque público que se llena de familias cada tarde y los fines de semana. El parque de Mairena Sur se suma así al de El Jardincillo, también diseñado y “pintado” en un espacio público, e inaugurado en mayo de 2014.
Los dos parques son la prueba de la clara apuesta que el Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe está realizando por la educación y seguridad vial, además del compromiso, ingenio y ganas de hacer de los responsables de Tráfico y Seguridad Vial de la localidad. Y es que como en el caso de El Jardincillo, para la ejecución de este nuevo circuito se han usado exclusivamente recursos municipales ya existentes: es decir, horas y horas de trabajo de muchos técnicos municipales (de infraestructuras y urbanismo, policías municipales, operarios de jardines, etc., diseñando y ejecutando viarios), un parque público que ya existía y los botes de pintura necesarios para marcar el trazado. No vamos a decir que el coste final haya sido 0 euros, pero sí prácticamente. Porque… ¿cuánto ha podido gastarse en pintura el Ayuntamiento?
Esta sí que es una apuesta revolucionaria, además de muy barata
Señalar que mientras Sebastián, que es un artista a tenor de los resultados, trabajaba con su pincel en pintar la turbo-rotonda de este parque, la Dirección General de Tráfico celebraba en Madrid la jornada “¿Cómo es la educación vial que queremos? Una mirada a la estrategia de Seguridad Vial de 2020”, en colaboración con la Plataforma Ponle Freno, en la que volvía a apostarse por la Educación Vial de nuestros más pequeños, los conductores del mañana.
La propia directora de la DGT, María Seguí, decía literalmente que esta educación debía ser “continuista y revolucionaria y que debería implementarse en otros contextos más allá del tradicional colegio”. Ella se refería a que esté presente en todas las etapas de la vida, de ahí lo de continuista. No puedo estar más de acuerdo, aunque a mi gusto le faltó añadir que en la etapa infantil también hay que implicar a los principales agentes de la educación de los niños, es decir, a sus padres, auténticos modeladores de los valores y conductas de los hijos.
Y si me acepta lo anterior –sumar a los padres en la tarea de la educación de sus hijos–, todavía me atrevo a más. Y es a sugerirle tanto la señora Seguí, como principal responsable de la DGT, como a otros grandes gurús defensores de la Educación Vial obligatoria, que ya va siendo hora de pasar del dicho al hecho. Que como querer es poder, en parques viales como los de Mairena ya tienen un fantástico ejemplo de apuesta revolucionaria por la Educación Vial. Hagan también referencia a ello en sus ponencias, para que así otros ayuntamientos conozcan estas experiencias y se animen a copiarlas. Caro no es: a los que ponen verdadera ilusión por la Educación Vial en nuestro país les basta con un parque y una mano de pintura.