Según la Memoria del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTFC), el 43% de los conductores fallecidos en 2016 habían consumido alcohol, drogas o psicofármacos. Por edades, el 67% de los conductores de entre 25-54 años, casi 7 de cada 10 fallecidos. ¡No es verdad!
Por Maite Cañamares
No hace faltar investigar mucho. La verdad de esta mentira se explica en la misma presentación de la propia Memoria de Víctimas Mortales de Accidentes de Tráfico que anualmente presenta el INTFC: “El Instituto expone en esta Memoria un estudio sobre las muertes en accidentes de tráfico que han sido investigadas en sus Servicios de Química y Drogas desde el punto de vista Toxicológico-Forense durante el año 2016 (…). Si bien no todos los accidentes de tráfico con víctimas mortales ocurridos en España son comunicados y analizados en el Instituto”. O lo que es lo mismo, al INTFC solo llegan los casos en los que el médico forense que practica una autopsia solicita un análisis específico de toxicología.
“En el año 2016 han sido estudiadas muestras procedentes de 838 fallecidos, de los cuales 589 eran conductores”, incide la Memoria. Pero estos 589 conductores representan solo el 59% del total de conductores fallecidos –en 2016 murieron 1.001 conductores, según las “Principales Cifras de la Siniestralidad Vial” publicadas recientemente por la Dirección General de Tráfico–. En el 41% de los casos restantes, el forense no consideró necesario un análisis de toxicología, por lo que en la Memoria del INTFC no aparecen 412 de los 1.001 conductores fallecidos en 2016.
Sabido esto –al INTF puede perdonársele que no entre en este tipo de aclaraciones; a la DGT, no–, en la Memoria se explica que, resultado de los análisis practicados, 253 (43%) de los 589 conductores fallecidos en 2016 dieron positivo en sangre a alcohol, drogas y/o psicofármacos y 336 (57%) presentaron resultados negativos. Este es el dato que el Ministerio de Justicia –órgano del que depende el Instituto Nacional de Toxicología– usa para su nota de prensa a los medios de comunicación: “El 43% de los conductores fallecidos en 2016 en accidentes de tráfico había consumido alcohol, drogas o psicofármacos”. Titular que la Dirección General de Tráfico transforma en “Memoria 2016: el 43% de los conductores fallecidos iban drogados”. E insisto en que es el 43% de 589 y no, de 1001: 253 de 1001, reduce el porcentaje al 25%.
Puestos a sacar más partido de la estadística, la propia Memoria del INTFC y la DGT –que no para de darle publicidad al dato–, afirman que “67% de conductores fallecidos en 2016 positivos en alcohol, drogas y/o psicofármacos tenían de 25 a 54 años”. Es evidente que para obtener este porcentaje tan alto –¡son casi 7 de cada 10 conductores!–, las referencias son 171 positivos (162 negativos), pero otra vez respecto a las 589 pruebas realizadas al total de conductores analizados. Me costó descubrirlo: primero porque las matemáticas nunca han sido lo mío; segundo, porque el INTFC, como es lo suyo, presenta en la Memoria el número de conductores fallecidos estudiados por tramos de edad y, a continuación, los positivos o no a alcohol, drogas y/o psicofármacos respecto a esos tramos. Así de 358 análisis, 171 positivos, a mí me salía un porcentaje del 58% y no, del 67%. Una vez más y, por supuesto, ninguna mención de nuevo a que en 2016 fallecieron 660 conductores de entre 25 y 54 años, de los que 171 positivos, representa el 27% y no el 67%.
Que conste que no hay intención de restarle gravedad a un problema tan dramático como supone la ingesta de alcohol y/o drogas en nuestras carreteras, los que me conocen bien lo saben. Es más, aún comparados unos datos con otros los porcentajes continúan siendo altísimos y muy preocupantes. Pero precisamente por esto último, no entiendo la necesidad de exagerarlos o enmascararlos. Como estrategia de comunicación y/o de concienciación, el truco me parece malísimo, a no ser que el objetivo final, en lugar de informar, sea alarmar a la población. Si es el caso confieso que, efectivamente, a mí me asustaron. Pero descubierto el truco, ahora lo que me siento es un tanto estafada. Esta manera de “informar” no creo que contribuya a acabar con un problema tan grave como es el del alcohol y las drogas en la conducción, más bien al contrario, solo vale para reforzar el mensaje de los que creen que nos toman el pelo.