La Atención Primaria de Salud es el nivel asistencial más comúnmente frecuentado por mayores de 65 años, la mayoría de ellos, conductores en activo. El médico de familia es el que mejor sabe las patologías y los fármacos que consume su paciente, por lo que es el más indicado para asesorarle y ayudarle a evitar siniestros de tráfico prevenibles.
Esta es la principal conclusión a la que se llegó en la mesa “Prevención de las lesiones por tráfico en ancianos desde las consultas de Atención Primaria” que tuvo lugar en el Congreso Nacional de SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria), celebrado recientemente en Granada: los médicos de familia tienen una posición privilegiada, tanto para identificar conductores potencialmente de riesgo, como para poner en marcha estrategias preventivas de accidentalidad por tráfico en el colectivo de personas mayores.
Según datos de una encuesta realizada a cerca de 2.000 médicos de familia de toda España, llevada a cabo por el equipo de investigación sobre la epidemiología y prevención de las lesiones por tráfico en España de la Universidad de Granada, estos profesionales perciben la morbimortalidad por tráfico en mayores de 65 como un grave problema de salud pública, identificando correctamente las patologías y los fármacos más claramente asociados a un mayor riesgo de sufrir un siniestro de tráfico. Éstos son el deterioro cognitivo propio de la edad, la pluripatología (los problemas visuales y auditivos, la diabetes mellitus, las cardiopatías,…) y el consumo de fármacos (benzodiacepinas, antihipertensivos o algunos analgésicos) que tales patologías comportan y que interfieren en la conducción segura.
Desde el Grupo de Trabajo de Actividades Preventivas y Salud Pública de SEMERGEN, se ha invitado a los médicos de atención primaria a desarrollar todas las actuaciones posibles para prevenir las lesiones de tráfico, apuntando cinco apartados básicos a tener en cuenta:
- La historia clínica: incluyendo una evaluación de los hábitos de conducción y una revisión en busca de fármacos y enfermedades que puedan interferir en la conducción.
- Enfermedades: evaluación de las enfermedades que presenta el paciente, priorizando el estado funcional y las complicaciones que desencadenan.
- Fármacos: prescripción preferente de aquellos medicamentos que no interfieran en la conducción y, si no es posible, minimizar sus efectos.
- Consejos: sobre distracciones, consumo de alcohol, hábitos de conducción,…
- Evaluar si existe riesgo de conducción insegura.
Los mayores de 65 años representan en la actualidad al 19% de la población y el 14% del censo de conductores, porcentaje que irá aumentando en los próximos años, consecuencia del progresivo envejecimiento de nuestra sociedad. La Atención Primaria de Salud es el nivel asistencial más frecuentado por estas personas, por lo que el papel del médico de familia puede convertirse en determinante a la hora de reducir la siniestralidad vial en personas mayores. “El hecho de que nuestro papel en la prevención de este problema no esté claramente definido es atribuible a una insuficiente concienciación, al desconocimiento de herramientas preventivas a nuestro alcance y, sobre todo, –recuerda el doctor Eladio Jiménez, miembro del Grupo de Actividades Preventivas de SEMERGEN–, a la falta de tiempo en las agendas”.
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