La Asociación Española de Pediatría señala la muerte en carretera como la primera causa de mortalidad en niños de 4 años, la segunda en menores de 2 años y la cuarta en bebés de 1 año. Posiblemente, la gran mayoría de estos fatales accidentes se podrían evitar si los adultos a cargo de los niños tomaran las suficientes medidas preventivas. Y es que son los papás los que han de supervisar los actos de sus hijos, reforzando las conductas y hábitos adeacuados a la hora de hacer uso de las vías públicas en sus diferentes condiciones de peatón, usuario o conductor.
Atención, adulto: ¡el niño te está mirando!
- Si está enseñando al niño a que no debe cruzar con el semáforo en rojo, usted tampoco lo haga o le confundirá.
- Enséñele a mirar varias veces a un lado y a otro (izquierda, derecha y, de nuevo, izquierda) cuando vaya a cruzar la calle. Hágalo usted también.
- Si sabe que en la calle hay un paso de peatones un poco más adelante, cruce siempre por el paso de peatones.
Si fuera consciente de que cada vez que cruza por un lugar indebido o con el semáforo en rojo, un niño puede ser atropellado por seguir su ejemplo, ¿seguiría cruzando mal? Pues la próxima vez que vaya a cruzar de manera indebida reflexione y recuerde que en España, al día, una media de 20 niños resultan heridos a causa de un atropello. ¡Sí, no exageramos, 7.300 niños al año!
Si supiera que cada vez que sube al coche y no se pone el cinturón porque, ¡va, si vamos aquí al lado!, un niño está siguiendo su consejo, tampoco quiere ponérselo y puede fallecer en un simple frenazo fortuito a poca velocidad, por salir proyectado conta la luna delantera, ¿se lo pondría?
- Si está enseñando a su hijo que es obligatorio ir en su silla de seguridad correspondiente, enséñele a usarla también en trayectos cortos, no permita que saque los brazos de los arneses y no permita que se abrochen solos el cinturón. Enseñele que usted siempre se pone el cinturón y que lo lleva bien colocado.
- Respete las normas de circulación y, cuando compruebe que otro conductor comete un infracción, coméntela con su hijo: lo que se ha hecho mal y las posibles consecuencias de esa mala acción.
Y recuerde:
1.- Los adultos somos los responsables del control y la educación continua de nuestros hijos. La sociedad, en general, fomenta y valora la educación vial que los menores reciben en su etapa educativa. Pero todos conocemos las normas establecidad y muy pocos, las cumplimos, la mayoría de la veces de forma insconsciente.
2.- Esas pequeñas faltas que cometemos, a las que apenas prestamos atención y que pueden parecernos insignificantes, son faltas graves en la educación de nuestros hijos. Porque cada vez que hacemos algo mal, nuestro pequeño/a está observándonos y aprendiendo de nuestras acciones, en definitiva, de nuestro ejemplo.
3.- Debemos ser conscientes de que aquello que los adultos decimos y enseñamos (modelo a seguir) debe alinearse con lo que hacemos para llevar a conseguir la cultura preventiva que se persigue.
4.- ¿Exageramos? Acérquese un día de la semana cualquiera a la salida de cualquier centro escolar y mire qué hacen abuelos, papás, niños, conductores, etc.