Los más de 80 países con delegación en la Tercera Conferencia Mundial de Seguridad Vial celebrada los pasados 18 y 19 de febrero en Estocolmo (Suecia) alcanzaron el consenso de reducir a la mitad el número de fallecidos y heridos leves en siniestros de tráfico, conforme a la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Todos menos uno: Estados Unidos, que no ratificó el acuerdo final o Declaración de Estocolmo y emitió una declaración disidente, en la que explica el por qué de su no vinculación a los acuerdos alcanzados.
Seguramente no sea una sorpresa para nadie, aún así no está de más hacer referencia a ello. Desde que Donald Trump llegase a la presidencia y le diese la espalda al resto del mundo convencido de que así cumple su compromiso de “America First”, Estados Unidos no se ha sumado a ningún acuerdo global liderado por la ONU. Obsesionado porque todos los acuerdos mundiales sitúan en desventaja a la economía y a los trabajadores estadounidenses en beneficio de China, Trump abandonó el Acuerdo de París contra el cambio climático, ha rechazado la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y, como no podía ser de otro manera, tampoco se ha sumado a la nuevas metas mundiales de seguridad vial para 2030.
Entre muchos puntos, la Declaración de Estocolmo firmada tras la Tercera Conferencia Mundial de Seguridad Vial establece el compromiso de reducir el número de fallecidos y heridos graves consecuencia directa del tráfico en un 50% hasta 2030, con espacial hincapié en la protección de usuarios vulnerables como peatones, ciclistas, motoristas y usuarios de transporte público. Incorpora la Visión Cero como enfoque global de seguridad que acepta que el ser humano siempre cometerá errores al volante, siendo los vehículos, las infraestructuras y las políticas de seguridad vial las que deban compensar estos errores. Y finalmente propone acelerar los cambios hacia una movilidad sostenible mediante medios de transporte más eficientes y ecológicos, que prioricen el bienestar social de los habitantes de las ciudades.
¿Qué rechaza exactamente Estados Unidos de la Declaración de Estocolmo?
En su “voto particular”, Estados Unidos reconoce apoyar muchos de los objetivos descritos en la Declaración, pero le parece necesario disociarse de ciertos párrafos que “confunden el enfoque y desvían la atención de políticas y programas basados en datos que han reducido con éxito el número de muertes en la carretera”. Específicamente, Estados Unidos se disocia de los párrafos preambulares –7, 8, 9 y 10– que hacen referencia al cambio climático, la reducción de las desigualdades, la igualdad y el género y el consumo responsable, según ellos, por no estar directamente relacionados con la seguridad vial.
Por supuesto, en el documento se expresa el rechazo a las iniciativas regionales para movilizar alianzas multisectoriales de seguridad vial, en clara alusión a las ya adoptadas por la Unión Europea y Asia Central (CAREC), así como la adopción de objetivos voluntarios de seguridad vial a nivel mundial acordados por Naciones Unidas.
Citando directamente la Agenda 2030, Estados Unidos señala que “la Agenda 2030 no es vinculante y no crea derechos u obligaciones bajo el derecho internacional, ni afecta a compromisos financieros”. Y zanja afirmando que “Estados Unidos está comprometido a mejorar la seguridad vial global y está liderando con el ejemplo”, pasando a enumerar sus principales hitos en materia de seguridad vial y recordando que Estados Unidos “está al borde de llevar a cabo una de las innovaciones más emocionantes e importantes del transporte: la conducción automatizada o autónoma. Esta nueva tecnología ayudará a que los conductores eviten siniestros y reducirá significativamente las muertes y lesiones en carretera”.
Acceso a la Declaración de Estocolmo en diferentes idiomas, incluido el español, y a la declaración de Estados Unidos explicando su posición (en inglés), pinchando en este enlace: https://www.roadsafetysweden.com/about-the-conference/stockholm-declaration/