Es frecuente que en materia de tráfico siempre acaben comparándonos con nuestros vecinos del norte europeo apelando a su civismo como conductores. Lo que siempre se olvidan decirnos es que nunca es oro todo lo que reluce y que si son más cívicos no es por simple sentido común, si no porque sus reglamentos de circulación son, desde antiguo, mucho más estrictos y las sanciones más duras en caso de no cumplir determinadas normas que en España ni siquiera existen. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los corredores o carriles de emergencia.
El colapso por la nevada de la AP6 sirvió una vez más para que todos los españolitos nos lanzáramos a opinar sobre lo prudente e imprudente que somos ante situaciones de emergencias. A ello contribuyó la propia DGT en primera instancia, responsabilizando a los propios conductores del colapso, línea a la que ya por simple empatía se sumó una buena parte de la población: que si cadenas, que si kit de emergencia, que si corredores de emergencia… Tardando horas los equipos de rescate en poder acceder hasta las personas atascadas en la nieve, el tema de los carriles de emergencia –una demanda histórica de los que nos dan auxilio en caso de siniestro–, saltó también a la actualidad.
En Alemania los RETTUNGSGASSE, como así se llaman coloquialmente a los corredores de emergencia –palabra tomada del austriaco–, son recientes o muy antiguos, depende del alemán que te lo explique. Recientes, porque su regulación definitiva se ha producido hace muy poco, en diciembre de 2016. Y muy antiguos, porque los corredores de rescate ya estaban regulados en los antiguos estados federales de la antigua República Democrática Alemana (RDA) –la antigua Alemania Oriental o Alemania del Este– desde 1971. Al hablar de cualquier ley, norma o costumbre alemana, conviene no olvidar nunca que hasta la reunificación –que el 3 de octubre de 1990 supuso la adhesión de la antigua RDA a la República Federal de Alemania (RFA)–, no había una única Alemania, si no dos. Por tanto, hasta 1990 los alemanes orientales hacían corredores de emergencia y los occidentales, pues como aquí, aplicaban el sentido común a la hora de facilitar el paso a los vehículos de emergencias.
A partir de 1990 comienza un proceso de desconstrucción de todo lo procedente de la antigua Alemania Oriental, pero como nación inteligente supo mantener e, incluso, incorporar, no sin muchas dificultades, algunas cosas buenas de ésta. Así, en 1992, dentro de un contexto global que forzaba a los alemanes orientales a encajar el modelo occidental sin la menor concesión de sus peculiaridades, se reglamenta para la nueva Alemania unida una norma de tráfico que llevaba impuesta más de 20 años en la antigua RDA. El reglamento de circulación incorpora la obligación, que ya no recomendación, de hacer un corredor para vehículos de emergencia en medio de dos carriles –si la carretera tiene dos carriles por sentido–, y entre el carril izquierdo y el del medio –si la carretera es de tres carriles–. La sanción por incumplimiento era muy pequeña –lo que vienen a ser 20 euros de hoy–, pero, y aquí radica lo importante, en caso de demostrarse riesgo de muerte o empeoramiento de lesiones en terceros por negligencia en el cumplimento de la norma, la retirada del permiso de conducir era inmediata. La responsabilidad civil por poner en riesgo la vida ajena es la columna vertebral del “civismo” de nuestros vecinos, eso es lo primero que deberíamos empezar a copiarles aquí.
La experiencia que dan los años fue demostrando más pronto que tarde que en todos los casos no era tan fácil hacer un corredor de emergencia, por ejemplo, en algunas carreteras de dos carriles por sentido. La incorporación de los “rettungsgasse” al reglamento obligó indirectamente a muchas modificaciones adicionales en materia de tráfico: por ejemplo, a cambiar las directrices en construcción y mantenimiento de carreteras para evitar un embotellamiento si en una carretera de dos carriles, el vehículo de emergencias es un vehículo grande, como un camión de bomberos, y entre los vehículos obligados a hacer el corredor hay camiones de gran tonelaje. Así, si lo normal es que la anchura habitual de un carril sea de 3,5 m y en áreas de sección transversal estricta se pueda reducir a 3 m., en Alemania, para poder garantizar el corredor, la anchura de carril tuvo que ampliarse a 3,75 m.
Otro ejemplo: Según el reglamento de 1992, los conductores están obligados a abrir el corredor en cuanto un vehículo de emergencia activa sus elementos luminosos y sonoros, pero la experiencia ha venido demostrando que en situaciones de atasco o tráfico muy lento –Alemania no es tan distinta a España y las retenciones diarias en las entradas a núcleos urbanos importantes son idénticas a las que sufrimos aquí–, a una velocidad muy baja y cuando por el atasco los vehículos ya no mantienen una distancia de seguridad mínima de 5 metros, hacer el corredor de emergencia es dificilísimo, si no prácticamente imposible, dado el embotellamiento. Entonces, si atascados ya es imposible hacer el corredor, ¿habría que formar éste previamente a atascarse aún no habiendo emergencia? –conste que esta pregunta llevan haciéndosela años ya en Alemania con distinta respuesta–.
Para complicarlo aún más hay quien añade que, además del corredor, lo lógico sería mantener despejadas también una porción de la vía en entradas y salidas de ésta para permitir el exceso y evacuación de vehículos de emergencia. Efectivamente, ambulancias, policías o bomberos tienen que entrar o salir del corredor por algún punto, pero si éste se sitúa a la derecha del carril más izquierdo, ¿cómo llegan hasta él? –conste también que esta pregunta la hacen los que, siendo servicios de emergencia, no son favorables al corredor, que los hay–. Todos estos problemas se han intentado ir paliando, por ejemplo, mediante la utilización de paneles de información variable que comunican de manera previa y convenientemente a los conductores de lo que hacer. Y pese a ello, las imágenes habituales de un corredor de emergencia continúa siendo estas que os mostramos y no la idílica que aparece en Wikipedia.
Pese a todo, que no se entienda por lo dicho que en Alemania se duda de la utilidad de los corredores de emergencia. Hay quien lo hace, incluso dentro de los propios servicios de emergencia, pero la llamada “regla de la mano derecha” –un dedo por carril empezando a contar desde el pulgar y el corredor de emergencia, en el hueco entre el pulgar y el índice– está muy vigente. Hasta el punto de que, en diciembre de 2016, con la entrada en vigor de un nuevo reglamento de circulación, se endurecieron las sanciones económicas para los conductores que no facilitasen o entorpeciesen el carril. Desde entonces, la multa mínima son 200 euros y la detracción de al menos 1 punto del permiso de conducir, cuantía que va aumentando si a tráfico parado te bajas del vehículo, si aprovechas el corredor para adelantar, etc., etc… La retirada del carné durante el mínimo de un mes se mantiene si consecuencia de obstaculizar el carril de emergencia empeoran las condiciones de salud de los evacuados. Y algunos servicios de emergencia hasta han solicitado autorización para incorporar cámaras en sus vehículos para poder identificar a los conductores poco cívicos (pero en esto los alemanes ya se han pronunciado absolutamente en contra). A día de hoy, la administración de tráfico y las asociaciones de automovilistas y de seguridad vial mantienen activas campañas de comunicación para convencer a los conductores de la necesidad de los corredores: salvan vidas y no solo la de lesionados en siniestro de tráfico, también la de enfermos que hay que trasladar de urgencias desde sus residencias en la periferia al céntrico hospital.
Ya sabes un poquito más de los corredores de emergencias alemanes. Hasta el próximo “Érase una vez…”
Nota:
Austria y Hungría incorporaron el corredor de emergencias a su reglamento en 2012. En el resto de países europeos, no existe regulación expresa sobre el carril de emergencia. En España, constituye una infracción grave no facilitar el paso a los vehículos de emergencia “apartándose normalmente a la derecha o deteniéndose si fuera necesario”. Además, la DGT recomienda: abrir espacio en el centro en carreteras de dos carriles por sentido y en carreteras de tres carriles, el de la izquierda pegarse a la mediana y los del carril central y derecho, a la derecha (como en la regla de la mano).