Un informe de Acierto.com revela que 1 de cada 4 conductores no revisa el coche antes de hacer un trayecto largo y que el 60% de los españoles retrasamos el cambio de los neumáticos. Seguimos descuidando el mantenimiento del vehículo y, en una situación de emergencia, podemos pagarlo muy caro.
Los neumáticos son nuestro único punto de contacto con el suelo/pavimento y continuamos asumiendo demasiados riesgos descuidando su mantenimiento y retrasando su cambio. En una frenada de emergencia, en una maniobra de esquiva, sobre un asfalto mojado o con hielo, incluso a baja velocidad podemos protagonizar una verdadera situación de peligro por circular, por ejemplo, con los neumáticos a una presión inadecuada.
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Presión del neumático demasiado reducida
La presión de inflado tiene una influencia decisiva en nuestra seguridad vial. Obviando que circular con una presión inadecuada se acentúa el desgaste prematuro, acortando la vida útil del neumático, y se dispara el consumo de combustible, factores que repercutirán directamente en nuestra economía, lo peligroso es que la presión baja afecta a la adherencia y la frenada del vehículo. La falta de presión provoca sobrecalentamiento y mayor resistencia a la rodadura. En casos extremos, la deformación y el calentamiento por presión reducida pueden ser la causa de un reventón. Y en todos los casos, la distancia de frenado será mayor y la trayectoria del vehículo más inestable.
Con el frío, la presión de los neumáticos disminuye. Por ejemplo, para un neumático inflado a 2 bar de un vehículo que de lunes a viernes permanece estacionado en un garaje a 10/15ºC, sacado a la calle a una temperatura ambiente exterior de 0ºC, la presión que se leería en el manómetro podría ser de solo 1,8 bar. Revisa, por tanto, la presión de los neumáticos, al menos, una vez al mes y siempre siguiendo las recomendaciones del fabricante que vienen indicadas en el libro del vehículo, en la cara interna del depósito del carburante y/o en el marco de las puertas.
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Neumáticos mal equilibrados
Ejes, ruedas, neumáticos, suspensión… La seguridad radica en el equilibrio perfecto de pesos en todos los puntos, algo que solo se consigue con el equilibrado milimétrico de los neumáticos. A velocidades bajas, las habituales en ciudad, es difícil detectar una rueda mal equilibrada, pero a partir de 90 y 100 km/h los ruidos y las vibraciones son perfectamente perceptibles.
A falta de equilibrado, el neumático sufre un desgaste irregular y prematuro, acortando su vida útil y dañando la suspensión del vehículo. Pero lo más grave una vez más,es que se pierde adherencia y en el caso de tener que realizar una maniobra de emergencia o evasiva, o simplemente hacer una brusca frenada sobre suelo húmedo o mojado, corremos el riesgo de salirnos de nuestra trayectoria, no pudiendo corregirla porque se produzcan “cabeceos”, y acabemos fuera de la vía o impactando contra un obstáculo.
El equilibrado es una operación habitual que se hace al montar los neumáticos nuevos.
No retrases el cambio de los neumáticos y monta siempre los nuevos sobre el eje trasero para evitar el riesgo de desequilibrio.
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Alineación incorrecta
Cuando falla la geometría del vehículo, la vida útil de los neumáticos se acorta rápidamente. Al estar las ruedas inclinadas, se produce un desgaste anormal y muy rápido de uno de los laterales de la banda de rodamiento. El volante no queda centrado cuando el vehículo circula en línea recta y, lo más peligroso, las ruedas no retornan rápidamente a su posición tras las curvas.
A altas velocidades, en caso de frenadas bruscas, será más difícil controlar la estabilidad del vehículo y mantener la trayectoria, pudiendo sufrir un siniestro que podría evitarse con una pequeña operación de mantenimiento. Realizar una alineación o paralelo al cambiar de neumáticos, servirá para ajustar dirección y suspensión, logrando que los neumáticos apoyen correctamente y rueden paralelos entre sí y con el eje de la carretera.
El 80% de las averías de los vehículos tienen que ver con el mal mantenimiento de los vehículos. Se calcula que casi el 5% de los coches que circulan por nuestras vías tienen un defecto grave o muy grave en sus neumáticos. Y, lo más triste, 3 de cada 4 vehículos implicados en un siniestro vial con víctimas, presenta un defecto en los neumáticos. El mantenimiento de nuestro coche es un factor determinante en la causalidad de los siniestros y el buen o mal estado de nuestros neumáticos puede marcar la diferencia entre llegar o no a nuestro destino. ¡Tú decides!
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