Siendo la noche el periodo del día con más baja intensidad de tráfico es, sin embargo, el más peligroso. El ojo tiene sus debilidades, no se hizo para ver de noche, de ahí que la iluminación sea uno de los elementos de seguridad más importante de nuestro vehículo. Las lámparas que se utilizan en la actualidad son, en su mayoría, halógenas o xenón, pero la industria ha dado una vuelta más de tuerca a la tecnología lumínica con los faros LED y láser de ajuste automático.
Las lámparas halógenas se llaman así porque están rellenas de halógeno, lo que las dota de un alto rendimiento luminoso. Básicamente consisten en una bombilla forrada de material reflectante que aumenta la intensidad y el alcance de la luz. La tecnología de estas lámparas no deja de desarrollarse, teniendo a nuestro alcance lámparas de graduación diferenciada según la zona de la calzada de que se trate, es decir, con un calibrado de color y un haz de luz distinto para el centro y los márgenes de la carretera. Sus resultados son bastante buenos –de ahí que sigan incorporándolas de serie prácticamente la mitad de los vehículos nuevos– y además son las más baratas. Pero si tenemos en cuenta su vida útil, la intensidad y el alcance de la iluminación, así como las funciones adaptativas, se quedan muy “cortas” comparadas con el xenon.
Las luces de xenón, por su parte, supusieron toda una revolución en la industria del automovilismo en la última década del siglo XX. Basadas en la adaptación de la tecnología del alumbrado público, su iluminación es más homogénea y mejorada en los flancos, lo que proporciona más seguridad en la conducción nocturna y, más si cabe, cuando las condiciones meteorológicas son adversas. Si las lámparas halógenas vienen a ser como una bombilla, las xenon o de descarga podríamos compararlas con un fluorescente, al tratarse de un tubo de descarga de gas relleno de Xenon –por ello, a diferencia de las halógenas, las de xenon tienen que ser sustituidas por un especialista–. Sus ventajas son numerosas: alumbran el doble que un sistema halógeno y el haz de luz es mucho más ancho, lo que permite mejor visión de los márgenes de la calzada y anticipar nuestra reacción ante imprevistos. Son más caras y las “montan” de serie muchos vehículos, sobre todo de alta gama. Su vida útil también es mayor, hasta cinco veces más que una lámpara halógena.
Pero los sistemas de iluminación han continuado avanzando y mejorándose, incorporando la tecnología LED y láser que, mediante información GPS y cámaras de infrarrojos, amplía o reduce el haz de luz e, incluso, ilumina específicamente obstáculos que puedan representar un peligro. De bajo consumo eléctrico y mayor vida útil, el sistema es adaptativo ajustando la luz larga o de cruce de manera automática, según las condiciones de la carretera, la velocidad y la climatología. El sistema continúa mejorándose y a día de hoy ya es posible que las cámaras archiven la información en el sistema de navegación del vehículo de tal forma que cuando éste pase por segunda vez por una carretera, los faros se adapten a las condiciones de ésta automáticamente. El último paso en esta revolución tecnológica consiste en combinar LED con micro espejos para modular el haz del luz y conseguir la máxima iluminación con el mínimo deslumbramiento. Y lo que ya parece ciencia ficción, pero está desarrollándose paralelamente a la conducción autónoma son los sistemas de proyección de símbolos en el suelo que, por ejemplo, ante la aparición de un peatón, proyectan un paso de cebra para indicar que el vehículo va a parar para cederle el paso.
Fascinante, ¿verdad? En los próximos años son muchas las novedades que los fabricantes nos irán presentando en materia de iluminación inteligente. Hasta entonces, si has decidido sumarte a la moda de instalar luces xenón para sustituir tus lámparas halógenas, recuerda que no es tan sencillo como sustituir una bombilla por otra. En esta operación hay que cambiar el faro completo por un foco específico, anular el regulador de altura del interior del habitáculo y sustituirlo por uno automático, instalar lavafaros y pasar por la ITV para homologar el cambio, quedando éste reflejado en la ficha técnica del coche. ¡¡¡Ahí es nada!!! Además, no todos los automóviles pueden adaptarse a esta sustitución. Por eso, y como siempre, nuestro consejo es que te dejes aconsejar por especialistas.