Pues un filtro tan sucio, tan sucio, que ya no puede filtrar las partículas e impurezas derivadas de la fricción del motor, quedando estas últimas suspendidas en el aceite y pudiendo causar daños en el motor. Para evitar un filtro sucio, colmatado o, sencillamente, taponado, conviene sustituirlo cada vez que se realice un cambio de aceite.
La mecánica y el mantenimiento de vehículos tiene su propia terminología técnica y aunque no es frecuente que al atendernos en el taller nos bombardeen a expresiones cuyo significado no podamos entender, a más de uno se le habrá quedado cara póker al escuchar, en pura jerga del taller, que el filtro de aceite de su coche está a punto de “colmatar”.
En mecánica, el rendimiento de un filtro se mide en la capacidad de acumular impurezas en el ciclo de filtración hasta su colmatado. Como si de un sencillo colador se tratase, el filtro se va bloqueando progresivamente o colmatando, proporcionalmente al tiempo que va realizando la función de filtración del aceite. Y dado que las funciones del aceite son, además de lubricar las partes internas del motor, arrastar fuera del mismo todas las partículas derivadas de la fricción de la piezas depositándolas en el filtro, a medida que este último se va taponando o colmatando, la suciedad continúa en suspensión en el aceite, desgastando piezas y haciendo que el motor “sufra” hasta dañarse.
Por eso los fabricantes de vehículos recomiendan el sustitución de filtro cada vez que se realice un cambio de aceite, una importante operación de mantenimiento que siempre nos recuerdan en el taller. Y más teniendo en cuenta el tipo de uso que hacemos del coche. Muchos pequeños recorridos muy a menudo a lo largo del día aceleran el desgaste del aceite y la “colmatación” del filtro, consecuencia de los constantes arranques en frío, de ahí que en ciudad, el manual del vehículo recomiende los cambios de aceite y filtro con mayor regularidad que la indicada en kilómetros o en tiempo.
En la actualidad, lo habitual es que el cambio de aceite se realice en función del tipo de lubricante que usa el automóvil, kilometraje que va alargándose dependiendo de si usamos aceites semisintéticos (hasta 15.000 kilómetros), sintéticos (hasta 20.000 km) o los conocidos como “longlife” (hasta 30.000 km). Puede ocurrir que el coche se use poco y lleve un periodo largo con el mismo aceite. Aún en estos casos, para garantizar el buen funcionamiento del motor, el fabricante suele recomendar el cambio al menos una vez al año.
Finalmente, apuntar que no solo el filtro de aceite se “colmata”. El filtro del combustible, el filtro de aire –la colmatación del filtro de aire en los coches que circulan habitualmente por caminos sin asfaltar es mucho más rápida que en los vehículos que solo circulan por vías asfaltadas– y el filtro de habitáculo también van acumulando y reteniendo suciedades, de ahí la importancia de su sustitución periódica siguiendo las instrucciones del fabricante del vehículo.