Imaginaos cientos y cientos, miles de bicicletas circulando en hora punta en la misma dirección, congestionando la circulación en determinadas zonas del centro, un sueño que aquí cuesta imaginar, pero al que llevan enfrentándose años los responsables de tráfico y movilidad holandeses.
¿Qué exageramos? De ninguna manera. Ciudad de Groningen, campus universitario: unos 12.000 estudiantes acudían a clase en bicicleta cada día, a la misma hora, colapsando el tráfico en la ciudad y dificultando la tradicional feliz convivencia bicicleta-automóvil. ¿La solución que planteó el ayuntamiento? Entregar calles enteras a la bici, planificando una red de Fietsstraat, bici-calles muy visibles y fácilmente reconocibles por el color colorado de su asfalto, especie de carril-bici que se extiende a lo ancho de toda la calzada, en la que los vehículos a motor no tienen prohibido su paso, pero como invitados, tienen que respetar la prioridad de los ciclistas.
La fietsstraat no es una solución nueva, ni particularmente innovadora y es bastante común en las zonas residenciales de las ciudades holandesas, los espacios “woonorven”, que empezaron a regularse en Países Bajos a partir de los años 60 del año pasado. A diferencia de países como el nuestro, donde la expansión del automóvil conquistó la calle, los holandeses nunca permitieron que se invadiera su espacio de vida o “patio viviente” (el “woonerf”), preservando la calle para sus vecinos y, en especial, para los niños. La circulación de vehículos a motor está permitida pero con restricciones de velocidad (límite 30 km/h) y, fundamentalmente, de estacionamiento. Esta es una de las razones fundamentales por las que el uso de la bicicleta es tan extensivo, la interiorización que el holandés tiene de que las ciudades no son tanto espacios para circular, como para vivir. Sin posibilidad de aparcar y con restricciones a la circulación de vehículos a motor, la bici es el medio más cómodo y convivencial en la distancias cortas y medias. Pero muchas bicicletas también pueden llegar a ser un problema y es ahí donde aparece la fietsstraat, calle específica para las bicis por su alta densidad de tráfico, vía que facilita el acceso ciclista a centros escolares, a estaciones ferroviarias o cualquier punto de alta concentración de personas.
Lo que distingue una fietsstraat de cualquier calle convencional es un pavimento colorado y una señal horizontal o vertical para disuadir a los conductores de vehículos. En ella solo tienen permitido el aparcamiento residentes y los conductores –como invitados que son–, deben adaptar su conducción para respetar y mantener la prioridad de sus anfitriones: los ciclistas. La fietsstraat, se supone, es una vía 100% segura para los niños que se desplazan en bicicleta, a ningún holandés se le ocurriría acosarlos, rebasarlos o adelantarlos con el coche.
Es muy importante señalar también que la fietsstraat no se implementa ni de forma fragmentada, ni a su libre albedrío. En Holanda no existe una fietsstraat que se corte contra un muro, como aquí en España ocurre con multitud de carriles bici. Se diseña e implementa en el contexto de la red viaria de cada ciudad, a veces, incluso mediante vías específicas, paralelas a las de circulación convencional, cuando el volumen de vehículos a motor supera cierto umbral. Y no están reguladas en el reglamento de circulación holandés, lo más que existe es un Manual de Diseño a nivel estatal que define sus características técnicas y que tienen que ajustarse a estos cuatro parámetros: continuidad (cualquier fietsstraat tiene que facilitar la comunicación entre dos o varios puntos estratégicos de la ciudad), seguridad, confort/comodidad y atractivo.
Groningen inauguró en verano de 2016, su fietsstraat en la calle Bessemoerstraat, una avenida residencial donde las bicicletas ya superaban a los coches en una proporción de 3 a 1. Con esta fietsstratt se ha facilitado a los estudiantes el acceso al campus universitario, descongestionando de bicicletas otros accesos que dificultaban la convivencia con vehículos a motor.
Fietsstraat Bessemoerstraat de Groningen, Holanda.