Suecia se ha situado a la vanguardia en la lucha contra el alcohol al volante en Europa. En 1999 introdujo los “alcolock” como parte de sus programas de rehabilitación para conductores reincidentes. Y en 2013 dio un paso más poniendo en marcha el proyecto “Alco Gates” –“alco” de alcohol, “gates” como puertas/entradas; en resumen, controles de alcohol automáticos– en el puerto de Gotemburgo.
Suecia es el país europeo más seguro en materia de seguridad vial, con una media de 27 fallecidos en siniestros viales por cada millón de habitantes en 2013. Pese a este impresionante dato, al alcohol al volante continúa siendo una de sus principales preocupaciones: en 2012, el 24% de los muertos en las carreteras había consumido alcohol. Y lo más grave: entre 2009 y 2011, 56 personas murieron a causa de un conductor ebrio. Algo imperdonable para un sueco. Este último dato es lo que animó a las autoridades a adoptar una serie de medidas muy ambiciosas para reducir el alcohol en la carretera con el objetivo de que en 2020, el 99,9% de los conductores circulen sobrios.
Más controles de alcoholemia y alcolocks
Para disuadir a los conductores bebedores, lo primero que hizo el gobierno fue aplicar medidas bien visibles y disuasorias: 248 controles de alcoholemia por cada 1.000 habitantes, dan prueba de ello. Suecia es el país más activo del mundo en materia de controles de alcoholemia. Los suecos saben que la probabilidad de encontrarse con un control es de 1 a 5.
Paralelamente, en enero de 2012 se aprobó una nueva ley que endurecía los programas de rehabilitación para los conductores positivos reincidentes. Desde entonces, todos los condenados por un delito contra la seguridad vial en los que haya intervenido el alcohol como factor concurrente deben someterse a un programa de rehabilitación de 2 años que incluye la instalación del sistema de bloqueo de conducción alcolock; para los positivos reincidentes, el programa de rehabilitación es de 1 año y la instalación del alcolock, voluntaria. Los dispositivos también se utilizan ampliamente y de forma voluntaria en el transporte comercial y el 75% de los vehículos gubernamentales están equipados ya con esta tecnología. Desde diciembre de 2012 se usan en el transporte escolar y de pasajeros con lo que se estima que en Suecia hay instalados, a fecha de hoy, más de 80.000 alcoholímetros inmovilizadores en vehículos profesionales.
La tecnología del sistema alcolock es muy sencilla. El conductor, antes de girar la llave de contacto, tiene que soplar por un alcoholímetro ubicado a la derecha del volante. Si supera el límite de alcohol permitido –0,2 gramos por litro de sangre, en Suecia– se enciende un piloto rojo que indica que el motor del coche no funcionará, aunque se gire la llave de contacto.
El problema de los puertos
En Suecia se encuentran tres de las autoridades portuarias más importantes de Europa: Estocolmo, Gotemburgo y Malmö. Para las autoridades, los puertos son considerados ambientes de alto riesgo para el consumo de alcohol. Las cifras indicaban que las tasas de alcohol se multiplicaban por tres con respecto al resto del país, lo que sumado a que por los puertos pasan alrededor de 3 millones de vehículos al año, les tenía muy preocupados. Así surgió el proyecto piloto de “Alco Gates”, que se llevó a cabo entre agosto y diciembre de 2013 en el puerto de Gotemburgo.
Las “Alco Gates” son accesos/puertas –prácticamente idénticas a las que existen en las autopista de pago para coger el ticket o pagar el peaje–, pero que en realidad resultan ser un punto automático de control de alcoholemia. Sí, sí, para soplar. Su tecnología no es nueva, pues llevan instaladas desde 2012 en todos los puestos de control para camiones y autobuses que entran en Suecia a través del ferry. El propósito es hacer cumplir las normas en materia de consumo de alcohol a lo largo de todas las fronteras marítimas del país, asegurándose de que ningún conductor que entra o sale de Suecia conduce bajo los efectos del alcohol.
En la fase inicial del proyecto solo se verificaban vehículos pesados. La prueba era muy sencilla, duraba apenas 15 segundos y no se guardaba registro, salvo que se detectase alcohol. El puesto de control y gestión estaba situado a 200 km de las propias “Alco Gates” y junto a éstas tan solo había una dotación policial para hacer las pruebas adicionales a los conductores que superasen el límite legal. Cuando un conductor daba positivo, la barrera permanecía cerrada hasta que, advertido por la policía, el vehículo tenía que dirigirse al puesto de verificación de esta última.
El experimento funcionó tan bien que, al poco tiempo, los controles se extendieron a los vehículos privados y así, al someterse a ellos el 100% de la circulación, se ha obtenido una magnífica base de datos para saber cuántos carriles y “alco gates” hay que colocar para no congestionar el tráfico si se deciden que los puestos de control sean permanentes.
Los resultados del proyecto
Antes de ponerse en marcha la “Alco Gates”, es decir, de enero a junio de 2013, la policía realizó en el puerto de Gotemburgo 1.900 controles convencionales con el resultado de 20 positivos; de agosto a septiembre, con las “Alco Gates”, se efectuaron 8.745 controles, resultando únicamente 10 positivos. El experimento ha sido considerado como un éxito tanto por las autoridades como por la población sueca en general. Ha cumplido el efecto disuasorio buscado en los conductores y no ha ocasionado problemas de congestión de tráfico.
A finales de agosto del presente año, se repetirá la experiencia con una “Alco Puerta” de 6 carriles en el puerto de Estocolmo y ya son muchas las organizaciones que piden que se coloquen de forman permanente en la totalidad de los puertos. ¡Quién sabe si algún día también veremos estas pruebas automáticas de alcohol en nuestro país! ¿La verdad? ¡No estaría mal!
Si quieres ampliar información sobre este proyecto desarrollado en Suecia, puedes visitar la página web: www.etsc.eu Encontrarás más información también en: www.nykterhetskontroll.nu