“¡¡¡Hasta borracho, conduzco yo mejor que tú!!!”, le grita el novio a la joven cuando ésta se ofrece a llevar el coche. Terrible video –es imposible no perturbarse al verlo– y magnífica herramienta educativa para poner sobre la mesa un tema tan grave como la violencia del género en el escenario del tráfico.
La violencia de género es un dramático problema social, una cuestión de Estado, que por suerte ha dejado de infravalorarse y tratarse como un hecho aislado o como un suceso. Es la consecuencia más grave del machismo y de las desigualdades entre hombres y mujeres que aún sufre nuestra sociedad. Las relaciones patriarcales y machistas de dominación, control y abusos se registran en todos los tramos de edad, pero los especialistas llevan tiempo intentando crear conciencia sobre el incremento de denuncias entre jóvenes y adolescentes.
Por otro lado, la discriminación y el maltrato de las mujeres en el escenario de la circulación es consustancial a la historia del automóvil. El volante nació, fue y continúa siendo cosa de hombres por algo tan simple como porque tradicionalmente la calle siempre fue de ellos. Lamentablemente, a ojos de muchos, muchísimos más de los que parecen, las mujeres siguen respondiendo al estereotipo de lentas, inseguras, ineficaces… Todo vale con tal de relegarles a su papel subordinado de meras acompañantes, donde hasta también pueden convertirse en “circunstancia” de distracción del conductor.
Finalmente, si a todo lo anterior le sumamos el alcohol, factor de riesgo directo en la siniestralidad vial y uno de los elementos que más incrementa la frecuencia y la gravedad de los actos de violencia de género, tenemos todos los ingredientes de este video escrito por José María Romero y Marcos A. Baena, dos policías locales de Sevilla, miembros de ATESVAN (FETEVI-Andalucía), que se resume en esa lapidaria frase con la que arrancábamos este artículo: “¡¡¡Hasta borracho, conduzco yo mejor que tú!!!
Se agradece este proyecto, que con toda seguridad va a ser la base para trabajar en el aula multitud talleres, seminarios o jornadas, en el que de un solo “plumazo” se ponga sobre la mesa estos graves problemas que no surgen ni se reproducen de forma aislada e individualizada, si no que están estrechamente relacionados entre sí y más generalizados de lo que creemos. La Educación en Igualdad y la Educación Vial no tienen por qué seguir caminos separados como está sucediendo ahora fruto de la deconstrucción actual de lo común, no se agotan en sí mismas y deben ser parte de una formación global en ética y en valores que nos permita desempeñarnos como personas conscientes de nuestros derechos y deberes, poniendo en valor la igualdad, la libertad, el respecto, la tolerancia… Y rechazando, por supuesto, todo tipo de discriminación de género, de sexo… El tema da para mucho. ¡¡¡Seguiremos profundizando en machismo y conducción!!!
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