Si se pudo evitar, no fue un accidente. El policía, criminólogo y periodista, autor del primer tratado de criminología vial, encabeza junto a víctimas y expertos en seguridad vial, una cruzada para llamar a las cosas por su nombre: siniestro vial, no accidente de tráfico.
Por Maite Cañamares
#NOLOSLLAMESACCIDENTESDETRÁFICO Bajo este hashtag han inundado las redes sociales durante las últimas semanas víctimas del tráfico, criminólogos viales y todo tipo de expertos en educación vial. El objetivo, convencer a compañeros y medios de comunicación de que los mal llamados accidentes de tráfico dejen de denominarse así. El argumento, tan sencillo como de peso: si pudieron evitarse, no fueron accidentes; son siniestros de tráfico o siniestros viales. Juan Antonio Carreras, autor del primer manual sobre criminología vial “Aspectos Criminológicos en materia de seguridad vial”, es uno de los expertos en seguridad vial más activos en esta tarea. Policía local, periodista y criminólogo vial, defiende el cambio de nomenclatura desde el rigor científico del que torea a diario con las tragedias de la circulación y estudia e investiga los delitos del tráfico:
“Son tres los factores generales que intervienen en el tráfico: el factor humano, el factor vehículo y el factor vía y su entorno, los cuales se encuentran interrelacionados en la fenomenología del tráfico. Llama poderosamente la atención que el factor humano, no solo en España sino en otros países, está presente en casi el 90% de los siniestros viales de una forma u otra. Este es el principal punto de preocupación: la conducta humana”.
Del accidente de circulación al siniestro vial
Según lo dispuesto en la Orden de la Presidencia del Gobierno del 18 de febrero de 1993, por la que se modifica la estadística de accidentes de circulación, el accidente es cualquier evento en el que se dan las siguientes circunstancias:
- Que se produzca en una vía abierta a la circulación pública o que tenga en ella su origen.
- Que a consecuencia del mismo resulte una o varias personas muertas o heridas y/o daños materiales. (El vehículo que derrapa en la calzada y se queda en posición invertida sin que se produzcan daños personales ni materiales, no es un accidente de circulación).
- Estar implicado, al menos, un vehículo en movimiento. (Un objeto caído sobre un vehículo estacionado, el vehículo que se incendia solo estando parado, la apertura de una de las puertas del vehículo que golpea a un peatón no son pues, accidentes de circulación).
Además, hay que tener en cuenta que un accidente de circulación, para ser tratado como tal, ha de ser fortuito. Si por el contrario fuese intencionado, ocasionado por un acto querido por el causante del mismo, no sería un accidente, sino un delito (de homicidio común, lesiones o similares).
Los especialistas descubrieron ya hace mucho tiempo que los accidentes no son en absoluto acontecimientos fortuitos, inevitables, impredecibles y dependientes de la suerte, sino que por el contrario, en la mayoría de los casos, siguen parámetros característicos de distribución; es decir, el accidente globalmente es siempre consecuencia de algún fallo evitable y hasta cierto punto predecible (Montoro y Toledo, 1997).
Si tenemos en cuenta los tiempos actuales, los avances del tráfico y, sobre todo, de sus normas, principalmente las penales, con la tipificación de los delitos contra la seguridad vial y otros relacionados con los siniestros viales, el término accidente va dejando de ser correcto para referirse a estos hechos, ya que estamos diciendo que el accidente es algo que tiene que ver con el azar o la casualidad, y éstos, como sabemos, tienen poco de fortuito y eventual, y más bien son evitables y negligentes.
Por ello en la definición de criminología vial hablamos de siniestro vial y no de accidente de circulación o tráfico, como recoge la Orden Ministerial de 18 de febrero de 1993 que, aún por ser la definición legalmente establecida, no quiere decir que sea la más correcta actualmente.
Imagen extraída del libro “Aspectos criminológicos en materia de seguridad vial.
Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Siniestros Viales
La victimología vial es una disciplina que estudia, dentro de la criminología vial, los factores que rodean los siniestros viales, centrados principalmente en las víctimas. Son las víctimas de los mal llamados accidentes de tráfico, porque en realidad son siniestros viales –nomenclatura totalmente compartida por los colectivos de víctimas de tráfico–, desgracias que se pueden evitar si todos ponemos de nuestra parte. Las recordamos este día porque no nos pueden acompañar y son sus familiares los que tienen el legado de continuar la lucha, inmersos en su tristeza, pero sacando valor, para que otras personas se conciencien y no caigan en la trampa mortal.
Una buena amiga, Flor Zapata, que perdió a su hija Helena, la recuerda en el blog “Quiero conducir, quiero vivir” y Esther Rincón –madre del fallecido Juan, que perdió la vida en un punto negro, y que obtuvo un premio “Ponle Freno” por su coraje–, son un claro ejemplo de su lucha diaria. Y miles de madres y padres siguen su línea, la mayoría en silencio. Facebook me ha permitido conocer a muchas familias destrozadas y créame que llevo su dolor aquí dentro. Como ya sabemos, los siniestros viales provocan la muerte de más de un millón de personas al año en todo el mundo. Víctimas, familiares de víctimas, asociaciones o expertos en tráfico, son un ejemplo del gran movimiento reivindicativo que quiere acabar con la violencia vial.
Recuerden, tercer domingo de noviembre, un día de recuerdo en el que se reúnen miles de personas en diferentes ciudades de nuestra geografía, pero menos de las que en realidad deberían estar. Un lazo naranja simboliza la solidaridad con las víctimas de siniestros viales. Ese día toca ponérselo. Piense en ellas, por favor.
Nota del autor:
Las declaraciones de Juan Antonio Carreras Espallardo son un extracto de su artículo “Siniestros viales como nueva definición de los accidentes de tráfico en el ámbito de la criminología” publicado por la revista Tema’s número 25, octubre 2014, dentro del primer debate internacional sobre siniestros o accidentes. ¡Gracias, Carris!