En 2014 se registraron 91.570 siniestros viales con víctimas en los que fallecieron 1.688 personas, 8 más que el año anterior. La Dirección General de Tráfico relaciona este repunte con el aumento de los desplazamientos –1,6% más que en 2013– y el envejecimiento de los conductores y del parque móvil. Se duplica el número de muertos en furgonetas, pero lo que más sorprende es que ¡el 23% de los fallecidos en turismos y furgonetas en vías interurbanas no hacía uso del cinturón de seguridad!
Por Maite Cañamares
Como cada verano, la DGT ha presentado su informe “Las Principales Cifras de la Siniestralidad 2014” en el que se recogen los datos oficiales de fallecidos en carreteras urbanas e interurbanas. A grandes rasgos, en 2014 se produjo un incremento del 2% en el número de siniestros con víctimas; 6 de cada 10 accidentes tuvo lugar en vías urbanas, pero el mayor número de víctimas mortales se concentró en vías interurbanas; la edad media de los vehículos en los que se desplazaban los fallecidos era 12,1 años; desciende el porcentaje de conductores fallecidos con presencia de alcohol y drogas y también disminuyen los siniestros mortales con la velocidad como factor concurrente; pero ¡sorpresa! ¡AUMENTA EL NÚMERO DE MUERTOS QUE NO LLEVABAN EL CINTURÓN DE SEGURIDAD!
Sí, exactamente así he querido escribirlo, con mayúsculas, porque a estas alturas ¿qué razón, si no es la estupidez, puede justificar circular en un vehículo sin cinturón? Todos sabemos, incluso los que no lo usan, que el cinturón reduce a la mitad el riesgo de muerte, complementa la eficacia del airbag, ya que este dispositivo por sí solo no es eficaz, protege de salir despedido del habitáculo del coche, así como de impactar contra el parabrisas, y reduce hasta un 50% determinadas lesiones en caso de siniestro. Según el informe PIN de Evolución de la Siniestralidad Vial en la Unión Europea, el cinturón es el dispositivo de seguridad más efectivo en los vehículos y ha salvado más de un millón de vidas desde su invención.
No utilizar el cinturón está considerado, además, una infracción grave sancionada con 200 € y la retirada de 3 puntos del permiso de conducir pero, aún así, continúa siendo la sanción más común en nuestro país. Y para colmo, ahora la Dirección General de Tráfico confirma que el 23% de los fallecidos en 2014 en vías interurbanas (171 de 746) más otras 23 víctimas mortales, en vía urbanas, no llevaban puesto el cinturón en el momento del siniestro. ¿Cuántas de ellas podrían haber salvado su vida de haberlo llevado abrochado? La DGT afirma que, al menos, la mitad.
Que me disculpen los familiares de los 194 fallecidos por circular sin cinturón, pero a priori resulta muy difícil encontrar un motivo que explique estas muertes. La única teoría que me ha venido a la memoria es la de la estupidez, aquella que a finales de los ochenta formuló magistralmente, Carlos M. Cipolla. No estoy de broma. El famoso historiador y filósofo definió la estupidez humana como una de las más poderosas y oscuras fuerzas que impiden el crecimiento del bienestar y da la felicidad humana. Quizás produzca incredulidad porque en nuestro compromiso con la seguridad vial seamos incapaces de comprender comportamientos irracionales, pero ¿cuántas personas circulan a diario por nuestras carreteras realizando acciones absurdas que pueden tener consecuencias fatales?
Las 5 leyes fundamentales de la estupidez afirman sin ambigüedad que:
- Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación.
- La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona. Un juez concreto de la Audiencia Nacional es el ejemplo perfecto.
- Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso. A la muestra están los datos de la DGT.
- Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos puede ser un error muy costoso.
- Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que pueda existir.
Tanta vehemencia de mi parte quizás no sea lo más adecuado en un tema tan dramático como la siniestralidad vial, pero hay días que me cuesta evitarla. Se me ocurre que quizás después del efecto mariposa, la DGT podría hacer una campaña basada en esta teoría Cipolla. Porque en materia de seguridad vial no se sabe, se entiende o puede explicarse por qué hay tanta persona que hace lo que hace. Como Cipolla, personalmente creo que no hay explicación –o mejor dicho– solo hay una: hay muchas personas estúpidas.