Los ingenieros del motor pronostican que al embrague le queda pocos años de historia, pero a día de hoy la mayoría de los vehículos continúan siendo de cambio manual. Según el barómetro de averías de RACE, las asistencias por fallos del embrague aumentaron exponencialmente un 45,8% en 2016. ¿Adivináis por qué? Por falta de mantenimiento.
El embrague transmite la potencia del motor hasta la caja de cambios, permitiendo que podamos realizar manualmente el cambio de marchas. Su función es tan sencilla como imprescindible, de ahí la importancia de su buen mantenimiento. Con el uso del vehículo, sus componentes van desgastándose, pero si a esto le sumamos malas costumbres o determinados “vicios” del propio conductor –hacer cambios bruscos de marcha o a elevadas revoluciones, mantener el pie apoyado en el pedal,…–, los fallos del embrague pueden presentarse antes de lo previsto. Y no es una avería precisamente barata de arreglar, de ahí la importancia de estar atentos y prestarle oído a esta pieza tan importante. Sí, oído, has leído bien, porque el embrague no debe emitir ningún tipo de sonido y cualquier ruidito o pequeño chasquido es síntoma de que algo no va bien.
Para determinar el origen de estos ruiditos, activamos freno de mano y, sin introducir ninguna marcha, arrancamos el motor. Ahora toca concentrarse para determinar el origen:
- Si el ruido se percibe estando el cambio en punto muerto, pero desaparece al pisar el pedal a fondo, éste procede seguramente de la caja de cambios. Por lo general, es como un sonido áspero que se produce por cambios de velocidades demasiado rápidos que suponen un esfuerzo extra para cojinetes y piñones.
- Si el ruido se produce con el coche embragado (pedal totalmente suelto), puede deberse a varios motivos: que el cubo o buje del disco de fricción esté suelto sobre el eje del embrague, el desgaste excesivo de los muelles del propio disco de fricción o la desalineación del motor y de la caja de cambios. En este último caso, debe ser corregida la desalineación para evitar males mayores.
- Si el ruido se produce con el coche desembragado (pedal pisado a fondo), puede deberse a que el cojinete de desembrague esté desgastado o pierda lubricante. El cojinete habrá que lubricarlo o reemplazarlo. Lo mismo ocurre con el cojinete piloto del cigüeñal, que también tendrá que ser lubricado o sustituido. Este ruido también puede producirse porque las palancas de desembrague no estén correctamente ajustadas y rocen con el disco de fricción al pisar el pedal. En este caso, conviene reajustar.
- Finalmente, cuando ya no hay que concentrarse para oír el ruido, es decir, cuando no se puede desembragar tras embragar sin que el sonido sea estrepitoso, puede ser porque los amortiguadores o muelles del disco de fricción estén muy desgastados, si no rotos.
Al primer síntoma de fallo, en este caso “ruidito”, acude a un taller para que un técnico te verifique el sistema y haga las operaciones de mantenimiento necesarias. Esto te evitará en muchos casos una avería que te obligue a sustituir todo el kit de embrague –cómo te dijimos al principio, no es un arreglo barato–. Arranca acelerando con suavidad, no mantengas el pie apoyado en el pedal, pisa éste a fondo para cambiar de marcha y evita soltarlo demasiado rápido y… ¡¡¡VIGILA EL NIVEL DE REFRIGERANTE!!! Muchos fallos del embrague se deben al exceso de oxidación y deterioro de sus piezas por despreocuparnos de la refrigeración del motor.