¿Va a coger la moto? ¿Con la que cae? Por qué no. Las motos y la lluvia no son buenos amigos, pero tampoco incompatibles. Extremando la precaución y no “pecando” contra los diez mandamientos de conducir bajo la lluvia, la moto no tiene porqué aparcarse aunque llueva.
– Primer mandamiento: El seguro estará en regla
Aunque parezca una obviedad, cerciórese de que su seguro de moto está en regla, la póliza al día y todas las coberturas que desea, contratadas.
– Segundo mandamiento: Antes de salir, consultará la previsión del tiempo
Aunque solo vaya a sacar la moto para desplazamiento cortos, es importante. No es lo mismo que se esperen lluvias disperseas que torrenciales. No queremos recomendar el consejo de no ir en moto los días de lluvia, pero toda prudencia es poca.
– Tercero mandamiento: Usará un buen equipamiento para motoristas
La ropa impermeable es fundamental. Hará que nos concentremos en la conducción y no estemos pendiente de si se nos mojan las manos o los pies. En el mercado disponemos de todo tipo de chaquetas, pantalones, guantes y botas que se encargarán de mantenernos secos y calientes (la lluvia muchas veces va a asociada a un descenso brusco de las temperaturas).
– Cuarto mandamiento: Evitará que se le empañe la visera del casco
El casco es sagrado para el motorista y su buen estado, fundamental, sobre todo conduciendo con lluvia. Una pantalla vieja y en malas condiciones siempre resta visibilidad, pero más aún con agua. El agua de la lluvia debe de escurrir por fuera de la visera y, por dentro, tendremos que evitar que se empañe. Existen algunos trucos: lavar la cara exterior de la visera con lavavajillas o frotarla con una patata –son recetas caseras, pero muy efectivas–; también se puede abrir un poco la visera para que entre aire frío… En el mercado existen accesorios para evitar el empañamiento: los famosos pinlock, especie de mini-viseras fácilmente instalables.
– Quinto mandamiento: Los neumáticos estarán en buen estado
Se arrepentirá de no haber cambiado esos neumáticos viejos y gastados en cuanto empiece a llover. Las cubiertas han de contar con el dibujo necesario para evacuar el agua y permitir que la goma toque y se agarre en el asfalto. Lo contrario será el riesgo de sufrir efectos como el aquaplaning y que la moto, al no tocar el asfalto, quede a mercer de la inercia. ¡Absolutamente en serio!: si los neumáticos de la moto no están en buen estado, deje la moto en casa.
– Sexto mandamiento: Conducirá con suavidad
A la hora de circular bajo la lluvia debemos prestar especial atención a nuestros movimientos. La norma cuando circulemos en mojado es hacer movimientos muy suaves, sin brusquedades que puedan hacer perder la adherencia a las ruedas. Los cambios de marcha se harán de manera correcta para no sufrir contratiempos con la rueda trasera, es decir, reduciendo de una en una. Y evitaremos inclinarnos mucho en las curvas, ya que los neumáticos no tienen la misma adherencia que en seco.
– Séptimo mandamiento: Frenará antes y, siempre, gradualmente
Al igual que cuando circulamos por la calzada seca, primero frenaremos con el freno trasero muy suavemente y, a continuación, con el delanterio, sin frenazos bruscos. Cómo frenar se aprende experimentando y probando: frene suavemente hasta comprobar cúando la moto pierde adherencia. Adelante las frenadas todo lo que pueda, gradualmente, sin dejarlo para el último momento. Y nunca frene con la moto inclinada ni sobre superficies deslizantes como pintura de la calzada, rejillas o tapas de alcantarillas. Si no queda otro remedio que pisarlas, hágalo sin tocar ni el freno ni el acelerador y, una vez superadas, frene. Si tiene una moto con ABS, no tendrá problemas.
– Octavo mandamiento: No usará el centro del carril, ni pisará los charcos
El centro del carril es donde los coches dejan aceite, siendo esta zona la más deslizante de la calzada. Esta situación se agrava, sobre todo, en los primeros minutos de lluvia y, más aún, si hace tiempo que no llueve. Por otra parte y aunque le parezca muy divertido, no cruce los charcos: reducen la capacidad de frenado, el fondo suele ser muy resbaladizo y ¡sorpresa!, nunca sabe lo que hay dentro del agua.
– Noveno mandamiento: Se hará ver todo lo posible
La lluvia siempre implica visibilidad reducida: asegúrese de que la luz trasera y de freno funcionan. No dude en usar el claxon y abuse de los intermitentes en los cambios de carril. Evite ir entre coches, éstos también ven menos a causa de la lluvia y, más por los retrovisores.
– Décimo mandamiento: Secará la moto
Al llegar a su destino, seque las partes más sensibles de la moto con una toalla o trapo seco: los relojes, los conmutadores del manillar, los discos y, si el trapo aún aguanta, la cadena por encima, para que no quede húmeda. No olvide engrasar la cadena de la moto cuando ésta se haya secado del todo o, en todo caso, antes de volver a usar la moto.
Excelentes consejos, gracias