El 92% de los conductores no considera necesario revisar periódicamente los amortiguadores, lo que explica que 1 de cada 3 vehículos que circula por nuestras vías lleve algún amortiguador en mal estado.
Los amortiguadores influyen directamente en el comportamiento de los frenos, la dirección y la estabilidad del vehículo. Junto con frenos y neumáticos forman el denominado “triángulo de seguridad del automóvil”.
El correcto funcionamiento de un amortiguador depende de muchos factores: la carga del vehículo, el kilometraje y, sobre todo, del estado de la carretera. Baches y badenes son los enemigos naturales de nuestros amortiguadores.
El amortiguador es un elemento fundamental del sistema de suspensión del coche. Su principal misión es mantener los neumáticos en contacto con la carretera y controlar los movimientos oscilatorios de la carrocería producidos por los elementos elásticos de la suspensión (brazos, muelles o ballestas, barras…), encargados de la absorción de impactos.
El desgaste casi imperceptible de estas piezas o el inadecuado mantenimiento de las mismas resultan fatales para la conducción, ya que provocan la pérdida de control del vehículo, aumentando el peligro de siniestros.
Riesgos más comunes de unos amortiguadores desgastados
- Vibración al volante. Al ser los amortiguadores los responsables de una buena adherencia a la calzada, si están defectuosos, producen un bamboleo constante del volante debido a que las ruedas rebotan constantemente. En estos casos el coche se comporta de manera imprecisa e inestable.
- Desgaste irregular de los neumáticos y aumento de la distancia de frenado. Los neumáticos sufren mucho por el mal funcionamiento de los amortiguadores, desgastándose de forma irregular y reduciendo su vida útil hasta en un 20%. En una acción de frenado a 100 km/h, la distancia puede aumentar en 3 metros. Y hasta 5 metros con el ABS, debido a que el neumático rebota y salta, perdiendo el contacto con el asfalto.
- Balanceo, deslizamiento lateral y aquaplanning. Las curvas y los viraje bruscos son más peligrosos con los amortiguadores en mal estado por el menor agarre del vehículo. Por lo mismo, aumenta el riesgo de aquaplanning, al tener el coche menor adherencia a la calzada.
- Errores con el ESP. Si los amortiguadores no están en óptimas condiciones, el coche no funciona correctamente, por lo que el sistema de seguridad malinterpreta las señales que emite el coche.
Atención en la ITV
Desde 2009, el estado de los amortiguadores puede ser motivo de falta grave en la Inspección Técnica Obligatoria. Las estaciones de ITV comprueban la evidencia de fugas de aceite en el amortiguador (síntoma de deterioro de este componente), pudiendo rechazar el coche hasta que el defecto esté subsanado.
Todos los fabricantes aconsejan revisar este componente cada vez que se acuda al taller y recomiendan su sustitución cada 90.000 kilómetros.
Resaltos, el peor enemigo de los amortiguadores
Los resaltos (verdadero nombre de los badenes) y los conductores no se han llevado nunca bien. Mientras especialistas en seguridad vial aseguraban tradicionalmente que cruzando a la velocidad establecida, los badenes no tenían por qué dañar ninguna parte del vehículo, los mecánicos vienen denunciando desde antiguo que, incluso cumpliendo con los límites de velocidad, los resaltos deterioran a la larga la suspensión del vehículo: todo lo que sea movimiento en el coche perjudica.
Efectivamente los resaltos tienen sus ventajas: obligan a reducir la velocidad y a que el conductor circule con mayor prudencia, protegiendo a los peatones; y sirven para pacificar el tráfico de forma barata y sencilla. En el otro extremo, provocan frenazos y cambios bruscos de velocidad y, lo más grave, ralentizan a los servicios de emergencia.
La utilidad de los resaltos es incuestionable, el problema es que no todos los badenes son iguales y muchos, incluso siguen incumpliendo la normativa.
Llega el badén inteligente
La empresa asturiana Movivo acaba de lanzar al mercada el Vivadén, un reductor de velocidad que permanece oculto en el asfalto que solo sobresale en situaciones concretas: automáticamente, si se sobrepasa a mayor velocidad de la debida; manualmente, en función del tráfico: en horas de alta densidad circulatoria, horario escolar, etc. Además, es capaz de discriminar a los servicios de emergencias, ocultándose a su paso.
El Vivadén ya está instalado en Asturias y la compañía ha comenzado su venta a otras administraciones públicas. Quién sabe si con este sistema, resaltos y amortiguadores acaben por fin reconciliándose.