Por las cámaras de combustión de un motor en funcionamiento circulan tres tipos de fluidos: combustible, aceite y aire. Todos estos fluidos tienen que estar perfectamente limpios de partículas para asegurar el buen funcionamiento del motor. Con el fin de obtener esa limpieza de fluidos, existen los filtros de combustible, aceite y aire.
Además, en los vehículos existe un cuarto filtro: el filtro de habitáculo. Éste se encarga de asegurar la correcta calidad del aire que respiran los ocupantes del coche.
Por el uso del coche, los filtros se van colmatando, o lo que es lo mismo, atascando con las impurezas que van reteniendo. Pasado un tiempo de funcionamiento, es necesario cambiarlos para asegurar la duración del motor del vehículo y la calidad del aire que se respira en el interior del vehículo.
Filtro de aceite
Se encarga de filtrar el aceite, reteniendo las impurezas que podrían dañar el motor (partículas metálicas, residuos de la combustión, impurezas del combustible…). Su influencia en la duración del motor es elevada.
El aceite del motor está en movimiento cubriendo las paredes internas del motor. En su movimiento va acumulando las distintas partículas que aparecen en el interior del motor, provocadas por desgaste de material y por la combustión. El filtro de aceite limpia el lubricante asegurando que continúa cumpliendo su función en todo momento. El mal estado de un filtro de aceite no se puede detectar por medios simples por lo que se debe realizar su sustitución de forma periódica. Se recomienda cambiar el filtro de aceite cada vez que se cambie el aceite del motor.
Filtro de combustible
Su función es retener las impurezas que contiene el combustible. Un filtro sucio afectará al caudal de combustible suministrado al motor y a su potencia, disminuyéndola. Los arranques también pueden resentirse, pues requieren de mezclas muy ricas en combustible. Un filtro de combustible en mal estado se nota por:
- Vacíos de potencia del motor. Se producen espacios breves de tiempo en el que el motor no desarrolla su potencia habitual.
- Humo en el sistema de escape más negro de lo habitual. La combustión no ha sido perfecta y se generan más humos de combustión que los que se producen en el caso óptimo.
Filtro de aire
Su objetivo es retener las pequeñas partículas sólidas que puede contener el aire que succiona el motor. Al igual que con el filtro de aceite, el mantenimiento de este filtro influye de manera importante en la vida del motor. Un filtro de aire sucio reduce el caudal de aire que entra al motor y, por tanto, su potencia. Además, aumenta el consumo de combustible y la contaminación emitida.
El estado de un filtro de aire no se percibe por medios simples y debemos confiar su revisión a un técnico experimentado.
Filtro de habitáculo
Su función es evitar que partículas de polvo, polución, gérmenes… pasen al interior del habitáculo. El aire del sistema de climatización pasa a través de este filtro. Si está sucio, notaremos que el caudal de aire que sale por las rejillas de aireación ha disminuido sensiblemente.
Cuándo cambiar los filtros
Los periodos de cambio de los filtros del vehículo deben ser los que recomiende el fabricante del vehículo. Sin embargo, como norma general, se pueden seguir los siguientes plazos:
- Filtro de aceite: cada vez que se cambie el aceite.
- Filtro de aire: entre 15.000 y 30.000 km. La vida de este filtro se puede ver reducida si se circula habitualmente por ambientes polvorientos.
- Filtro de combustible: Diesel, entre 30.000 y 60.000 km. Gasolina, entre 40.000 y 80.000 km.
- Filtro de habitáculo: Cada 15.000 km o 1 año.