Si los productores de neumáticos declaran introducir en España 200.000 toneladas de neumáticos al año y las empresas de gestión de neumáticos usados recogen 215.000 toneladas en el mismo periodo, ¿de dónde salen esas 15.000 toneladas anuales de más?
Los neumáticos fuera de uso (NFU) son residuos que no pueden ser arrojados a vertederos. Deben ser tratados por un Sistema Integral de Gestión de Residuos como es SIGNUS, en cumplimiento de las obligaciones medioambientales reguladas por el Real Decreto 1619/2005 sobre Gestión de NFU. Así, aplicando el principio de “quien contamina paga”, todos los neumáticos llevan aplicado en su precio un incremento (siempre aparece desglosado en la factura), que corresponde a la cantidad que se destina a la gestión y el reciclado de ese mismo neumático cuando queda fuera de uso.
Todos, todos, todos los neumáticos que entran en el mercado nacional de reposición (puntos de venta, talleres, distribuidores, desguaces, etc…) tienen que abonar esta tasa de reciclaje, también llamada “ecovalor”. Sin embargo, desde que comenzó la crisis, decenas de miles de toneladas de neumáticos se escapan cada año de su pago. Anualmente a SIGNUS le resulta muy fácil demostrar esta bolsa de fraude, simplemente declarando la diferencia entre las cantidades de neumáticos que los productores venden y las cantidades de neumáticos que ellos posteriormente recogen para reciclar. En 2008 y 2009, al inicio de la crisis, esto se tradujo en 36.500 toneladas de neumáticos, lo que supuso un fraude acumulado de 9 millones de euros en tan solo dos ejercicios, y un desfase estimado del 12,3%, porcentaje que se mantiene más o menos igual en la actualidad.
La pregunta es: ¿de dónde salen tantísimos neumáticos de más? Pues fundamentalmente de la venta de neumáticos de segunda mano. El mercado de neumáticos usados no ha dejado de crecer, imparable, en los últimos años. Es muy difícil dar una cifra exacta, pero se calcula que en la actualidad hay más de un millón y medio de vehículos con neumáticos de segunda mano circulando por nuestras carreteras. Su compra se realiza fundamentalmente por Internet y los neumáticos proceden, en su mayoría, de Alemania y Francia. Los usuarios se ven atraídos por el bajo precio y no tienen en cuenta los riesgos: menor adherencia en el asfalto, incremento de la distancia de frenado… Y eso sin contar que la mayor resistencia a la rodadura se traduce en mayor consumo de combustible, un coste que, a la larga, termina siendo superior que el de poner unos neumáticos nuevos.
Dada la creciente demanda de este tipo de neumáticos, que ha provocado incluso la aparición de empresas dedicadas prácticamente en exclusiva a la compra/venta y montaje de neumáticos usados, SIGNUS está aumentando sus medidas de control allí donde hacen recogidas gratuitas, pero no les “saben” explicar la procedencia de los neumáticos o no cumplen con sus obligaciones legales. Y para ello, SIGNUS exige a todos los talleres que solicitan la recogida el número de registro integrado industrial, es decir, el número de la placa azul que todos los talleres deben de exhibir a la puerta de su instalación. Ello implica, además, que solo se recogen neumáticos en aquellos talleres que se pueden reconocer como puntos de generación de neumáticos fuera de uso debidamente autorizados, con lo que SIGNUS espera reducir el fraude en las declaraciones de los neumáticos puestos en el mercado y, de paso, ayudar a sacar a luz a aquellos establecimientos ilegales o clandestinos que están realizando su actividad sin las suficientes garantías y de espaldas a la normativa vigente.